Estrategia en el póker

Antes de hablar de la estrategia en el póquer, conviene entender que no existe un plan ganador seguro. Y no se puede tomar un esquema y ganar siempre con él. El hecho es que el póker es un juego único y jugado por individuos. Por eso cada uno crea una estrategia a su medida y a la de sus adversarios. Pero no está de más aprender las reglas básicas del juego del póquer y los matices que le permiten ganar más a menudo.

Etiqueta del póker

Las reglas básicas de etiqueta incluyen las siguientes directrices:

No es necesario llamar la atención durante el juego. El jugador de póquer debe estar tranquilo y sereno. No se permite hacer comentarios a otros participantes o espectadores. Si es realmente necesario, se puede hacer después del partido.
Las fichas y las cartas deben estar siempre sobre la mesa durante el juego. La cuestión es que intentar poner las manos debajo de la mesa puede equivaler a hacer trampa. Tal golpe a la reputación que los jugadores conocidos nunca se permiten.
Las fichas deben moverse con cuidado hacia el repartidor. Es incivilizado lanzarlos en su dirección. Lo mismo ocurre con las tarjetas.
Nunca comentes tus cartas con otros jugadores ni presumas de ellas. En primer lugar, es una señal de mala educación y, en segundo lugar, reduce tus posibilidades de ganar.
La contención y el control emocional son esenciales para el éxito. La expresión «cara de póquer» tiene su razón de ser. Implica la ausencia total de emoción en el rostro en todas las situaciones. Es mejor guardarse la alegría o la frustración para uno mismo. Puedes dejar de lado tus sentimientos una vez que el juego haya terminado.
El orden de juego debe ser siempre estrictamente respetado. Los jugadores deben moverse en el sentido de las agujas del reloj. Nunca debe salirse de su turno, intentar pujar antes de tiempo o tomar una carta delante de otro jugador. Todo esto no pinta al jugador de póker y es simplemente grosero.
Con la cantidad adecuada de suerte, un jugador puede ganar una gran suma de dinero. En ese caso, una señal de buena educación es dar una buena propina al crupier.
Cada gran jugador tiene su propia imagen. No debe copiarse de otros. Cada jugador debe ser un individuo y diferente del resto.

Es importante saber que, según las estadísticas oficiales, la mayoría de las victorias no se basan en una buena combinación de cartas, sino en un farol inteligente de un jugador, con el que es capaz de confundir a sus oponentes.

Existe el farol estándar, por el que un jugador con malas cartas sube intencionadamente sus apuestas o las iguala. Luego está el medio farol. Esto es cuando el jugador con una mala combinación sube su apuesta. Hay más posibilidades, porque hay más posibilidades de pillar a otros faroleros.

Todas estas acciones hacen que los demás jugadores se lo piensen dos veces. Se confunden y no saben qué deben hacer. Sin embargo, los verdaderos profesionales rara vez utilizan estos trucos. Al fin y al cabo, se comportan con confianza desde el primer momento. Y además, otros profesionales pueden elegirlos, y no pueden ganar.

Para determinar cuándo su oponente se está tirando un farol, tiene que entender exactamente qué combinaciones puede tener. La única manera de hacerlo es utilizar la teoría fundamental. Su esencia es calcular las posibles cartas en las manos de tu oponente. Y con una posibilidad teórica de que tus cartas sean mejores, puedes intentar un farol. Así lo hacen los principiantes que no entienden del todo el juego.

Es igualmente importante ser capaz de identificar las emociones de tus oponentes. Hasta el más mínimo movimiento puede revelar la posición real de un jugador. También conviene prestar atención a las acciones del adversario en determinadas situaciones: cuando sube la apuesta, cuando pasa, etc. Todo esto le permitirá desarrollar su propia estrategia y utilizarla con éxito durante el juego.