El craps, uno de los juegos más emocionantes en un casino, está impregnado de una mezcla de estrategia y superstición. Aunque las reglas pueden parecer sencillas, muchos jugadores permiten que sus emociones y creencias guíen sus apuestas. A lo largo de los años, han surgido varios prejuicios en el craps, afectando a menudo las decisiones de los jugadores. Este artículo explorará algunos de los más comunes, incluyendo el temor generalizado al número siete, las supersticiones que traen los nuevos jugadores, y otras creencias diversas que dan forma al juego.
Uno de los prejuicios más arraigados en el craps es el miedo al número siete. Aunque el siete es el número más probable estadísticamente que salga con dos dados, tiene un estatus paradójico en el juego. En el lanzamiento inicial, el siete puede ser un número ganador. Sin embargo, una vez que se establece el punto, se convierte en el número más temido, ya que resulta en una pérdida. Esta contradicción da lugar a uno de los mitos más persistentes en el craps: los jugadores creen que simplemente hablar o incluso pensar en el número siete hará que aparezca en los dados. Algunos jugadores incluso evitan decir la palabra «siete» en voz alta en la mesa, temiendo que al hacerlo maldigan su lanzamiento.
A pesar de la probabilidad estadística de 1 en 6 de sacar un siete, muchos jugadores lo perciben como un presagio de mala suerte. Desarrollan estrategias irracionales para «evitar» el número, como lanzar los dados de una manera específica o hacer ciertos gestos. En realidad, estas supersticiones no tienen ningún efecto en el resultado, ya que el craps es puramente un juego de azar.
Otro prejuicio común se refiere a los jugadores principiantes. Muchos jugadores experimentados creen que los nuevos o inexpertos traen mala suerte a la mesa. El término «suerte del principiante» se menciona a menudo de forma sarcástica cuando un nuevo jugador tira mal o parece incierto sobre el juego. Esta creencia puede surgir de la idea de que la falta de confianza o conocimiento de un nuevo jugador de alguna manera interrumpe el flujo natural del juego.
Sin embargo, desde un punto de vista estadístico, las acciones de un principiante no tienen impacto en el resultado general del juego. El craps no se ve influenciado por la habilidad de la misma manera que otros juegos de casino, como el póker. Independientemente de si un jugador es experimentado o nuevo, el lanzamiento de los dados está determinado por el azar. Aun así, el prejuicio contra los principiantes persiste, y a menudo sienten la presión de las expectativas de los jugadores más experimentados cuando se acercan a la mesa.
Aparte del miedo al número siete y la desconfianza hacia los principiantes, el craps está lleno de otras supersticiones y creencias. Por ejemplo, algunos jugadores están convencidos de que ciertos crupieres pueden influir en el resultado del juego. Ya sea por la forma en que manejan los dados o su actitud en la mesa, los jugadores a veces culpan a los crupieres por las rachas de pérdidas.
Otra creencia es que existen mesas «calientes» y «frías». Los jugadores a menudo piensan que una mesa está en una fase de suerte o de mala suerte, y esta creencia puede influir en su decisión de unirse o abandonar una partida. Del mismo modo, muchos creen en el concepto de un «tirador caliente», o un jugador que está en una racha ganadora. Aunque las rachas pueden ocurrir debido a la variabilidad aleatoria, no hay una base científica para la creencia de que un tirador es inherentemente más afortunado que otro.
Muchos jugadores de craps también participan en rituales o llevan amuletos de la suerte para mejorar sus posibilidades de ganar. Desde lanzar los dados de una manera específica hasta tocar la mesa para atraer la suerte, estos comportamientos nacen del deseo de controlar lo incontrolable. A pesar de la aleatoriedad del juego, los jugadores se aferran a estas supersticiones, creyendo que pueden inclinar las probabilidades a su favor.
Los prejuicios y supersticiones en el craps son tan parte del juego como los propios dados. Desde el miedo al número siete hasta la creencia de que los nuevos jugadores traen mala suerte, estas nociones influyen en la forma en que muchos jugadores abordan el juego. Sin embargo, es crucial recordar que el craps es un juego de azar. Ninguna superstición o ritual puede alterar la aleatoriedad de los dados. Aunque estas creencias pueden agregar emoción y folclore al juego, no tienen ningún impacto real en el resultado. Al final, es importante abordar el craps con una mente clara, enfocándose en disfrutar la experiencia en lugar de sucumbir a prejuicios infundados.